"El guerrero pacífico" y la fuerza mental
Hoy, en nuestro apartado de recomendaciones, venimos a hablaros de una película que muestra que la fuerza realmente importante es la fuerza interior y mental, no la física.
“El guerrero pacífico” es la historia de un joven universitario, llamado Dan, que parece tenerlo todo en la vida: es bueno en los estudios, un gran deportista con un futuro prometedor por delante, un personaje popular en el ambiente social, incluso tiene una relación con una chica de esas que a todos gustan. Pero siente un vacío interior. Con todo eso no siente una felicidad plena. Su gran sueño es conseguir un oro olímpico, algo que no consigue sacar de su cabeza. Vive por y para ello, sin disfrutar de la vida y de sus pequeños momento, quizás, aquellos que más nos llenan.
Un día sufre un grave accidente de tráfico y su sueño parece totalmente truncado. Los médicos le aseguran que su lesión requiere una recuperación lenta y que no podrá volver a practicar deporte. El mundo se le viene encima, aquello para lo que vive le es totalmente negado.
En esta difícil situación, aparece en su vida Sócrates, un dependiente de gasolinera que se va convertir en su mentor y le va a introducir en el camino de la espiritualidad. Dan aprenderá que la felicidad no está en la meta, sino en el camino. Además, interioriza las tres grandes reglas que su maestro le da a conocer para vivir feliz con uno mismo y en armonía con el mundo:
1. La paradoja La vida es un misterio, no pierdas el tiempo deduciéndola.
2. Humor No pierdas su sentido, sobretodo en ti. Te dará una fuerza colosal.
3. Cambio No hay nada que perdure.
De la mano de su guía espiritual y entrenando duro, el joven conseguirá una rápida y milagrosa recuperación que le permitirá participar en la competición final. Y no solo eso. Dan, durante el duro camino, ha adquirido la fortaleza y confianza suficientes para atreverse a realizar un ejercicio con el que siempre había soñado, y que nadie en la historia había conseguido completar nunca en el mundo de la gimnasia.
Lejos de la importante carga filosófica sobre la vida que entraña (útil para cualquier persona), es una película altamente recomendable para aquellos deportistas que recientemente han sufrido una lesión grave que ha truncado sus expectativas. En estos casos, es realmente importante la fuerza mental de cada uno. Es importante creer en uno mismo y pensar que todo va a salir bien. El hecho de quejarnos de nuestra mala suerte o preguntarse el clásico “¿por qué a mí?” no sirven de ayuda. Hay levantarse y trabajar en la recuperación, esforzarse a diario y ser positivos en todo momento. Compadecerse nunca sirve de nada, cuanto antes te pongas manos la obra, antes estarás recuperado. Y lo más importante, NO TE RINDAS JAMÁS. Superar este tipo situaciones te hace más maduro. Estar lejos de ese mundo te ayuda a apreciar cada momento de entrenamiento y de competición. Seguro que volverás con más ganas y con más fuerza que nunca. Serás mejor deportista de lo que has sido antes.
